sábado, 16 de enero de 2010

Desparecer

         Desaparecer. Eso me dijeron que tenía que hacer respecto a ‘Cero’. Sí, ‘Cero’ es el del cual me niego a hablar porque ya me cansé de contar su historia. Precisamente porque contar su historia significa recordarme que ‘Cero’ ha cavado mucho más profundo que Uno, Dos, Tres, Cuatro y cualquier número que pueda seguirle. Si me pongo cursi podría decir que ‘Cero’ es mi primer amor de verdad, pero no queremos caer tan bajo, ¿o si? Un día con Miley Cyrus de soundtrack ya fue suficiente.

         En fin. Considerando los últimos acontecimientos quizá sea necesario hablar de ‘Cero’ una vez más porque voy a desaparecer, o eso quiero creer.

         Esta semana tuve un re-encuentro. Me re-encontré con mi mejor amiga de la infancia que, estoy seguro, pronto se convertirá en mi mejor amiga de infancia canadiense. Y como todas nuestras juntas de re-encuentro chequeamos la lista (inconscientemente, claro) de actividades.

         Tiempo de Ocio. Done.

         Comida Rica (Sushi). Done.

         Conversación Familiar (De verdad me siento parte de esa familia). Done.

         Película. Done.

         Conversación Terapéutica hasta altas horas de la madrugada. Done.

         Una vez más, en esa conversación terapéutica, tuve que volver a contar la historia de ‘Cero’. Es larga y requiere tiempo pero puedo dar unos snapshots. Como esas escenas cuando alguien saca una foto y hay un flash brillante, luego del cual cambia la escena.

        

Escena #1. Marzo 2008. Nos conocemos, nos encontramos. Él se acerca con la personalidad que no le falta a hablarnos a mi y a mi amiga.

        

Escena #2. Mi amiga, sin tino alguno, lo saca del closet. Yo miento.

        

Escena #3. Dejo de mentir. Salimos en una no-cita. Tal como se lee: una no-cita. Sólo pasamos todo el día juntos. Almorzamos en un restaurante (No un McDonalds o un Sunway, un RESTAURANTE). Caminamos bajo un día gris (Yo uso una chaqueta que me da contextura de oso). Tomamos de un mismo helado con dos cucharas (De UN MISMO helado). Conozco a su hermano (En la primera NO-cita). Vamos al cine. Un día que comienza a las 11.30 AM y termina a las 21.30. Pero repito, NO ES UNA CITA. Claramente, luego de tal día, es inevitable hacerme la pregunta más obvia, pero la rechazo.

        

Escena #4. Acá se haría necesario el uso de esa técnica de aceleración del tiempo, donde se repite la misma escena con distinto vestuario a una velocidad que indica una rutina. Nos vemos esporádicamente en la universidad, conozco a sus amigos y me hago el centro de sus ‘burlas’. De sus tallas que me unen a mi y a ‘Cero’ a un amor forzado. No presto mucha atención (o eso quiero creer).

        

Escena #5. Escapo del infierno académico pero, al mismo tiempo, me pesa salir, dejarlo a él y a un par de personas más.

        

Escena #6. Enero 2009. 10.30 PM. Solo en su casa me pide que vaya. Vive al otro lado de Santiago. 11.30 PM. Estoy en su casa. Comemos, conversamos sin censuras, vemos videos japoneses hasta eso de las 5 de la madrugada. Compartimos cama. No, no pasa nada.

        

Todo, desde la Escena #1 hasta la Escena #6 empieza a pesar en mi. Nuestra extraña amistad se ha puesto borrosa. No, ha sido borrosa desde un comienzo. No hay líneas divisorias, no hay límites y, como dije, comienza a pesar y me empiezo a perder.

        

Escena #7. La Catarsis.

Escenario: Un supermercado, sector de las carnes.

Personajes: Yo, claramente. Cero, claramente.

La pregunta: ‘¿Te gusto, o no?’ Así, sin ningún filtro. Ni siquiera sabía que tenía tantas agallas.

La respuesta: ‘Es que… es como… No sé’.

El Soundtrack: Beth – Deep Inside (I will pretend that I’m happy so you won’t come back again / But lie to me one more time just to anesthetize my mind for a moment)

La consecuencia: Un constante ir y venir entre querer sacar a Cero de mi vida y ser demasiado débil para hacerlo.

 

Escena #8. La situación de hoy: Amistad. No sana. Aún no puedo entender a ‘Cero’. Mi ego quiere creer que si. Que sí era la respuesta a la pregunta, que sigue siendo la respuesta a la pregunta que es ahora implícita. Al mismo tiempo, mi ego no quiere dejar a ‘Cero’ ganar. ‘Cero’ que cree que siempre estaré allí, esperando que se decida, que tome la decisión. (‘Maybe true love is a decision, you know. A decision to take a chance with somebody ... Maybe love is not something that happens to you, maybe is something you have to choose’. En las sabias palabras de Brittany Murphy en ‘Love and Other Disasters’).

 

Pero ya me rendí, lo que no implica que cada movimiento de ‘Cero’ no sea un agente catártico en mi vida. Lo es, y lo odio porque va más allá de mi campo de acción. Incluso el otro día tweetié: “There are some things I really don't know how to handle... one of those is...” “One of those is you”. It’s him. Eso luego de un torpe ataque en el cual quise parecer en control de la situación, pero claramente resultó ser un desastre. Pero no puedo dejar que siga creyendo que estoy ‘allí’, a su alcance, siempre esperando. No. Ya no quiero esperar. Ya me cansé de esperar.

Entonces, ¿Qué dice la sabia amiga? Como una especie de ultimátum me dice: “Desaparece. Tienes que ser paciente, cuesta; pero es la única forma de que se avispe. Ahora, si no reacciona…”. Desde hoy entonces, desaparezco. No estaré allí para ‘Cero’ cuando quiera otra cita no-cita, cuando necesite que alguien vaya a verlo en medio de la noche, simplemente no estaré. Seré una sombra. Alguien quien alguna vez creyó tener comiendo de la palma de su mano. ¿Cómo lo haré? No tengo idea. Sólo espero ser lo suficientemente paciente y lo suficientemente fuerte como para resistir. Suelo ser débil.

Quizá, en un arranque discursivo de un cambio radical debería también dejar de lado a ‘Uno’, ‘Dos’, ‘Tres’ y ‘Cuatro’. No sacarlos de mi vida, simplemente olvidarlos como parte de esa lista de pseudo-pretendientes y esperar a que lleguen los nuevos, los que esta vez no deberían ser números. ¿Quién sabe? Tal vez sea lo mejor.

jueves, 31 de diciembre de 2009

Actualizaciones Flash

         En un inesperado giro del destino, mañana salgo con ‘Dos’. El helado es reemplazado por una limonada en Bellas Artes. Mediodía. Al parecen ‘Dos’ y su novio son una montaña rusa con vueltas y giros imposibles que ya ni me propongo entender.

         En otro giro inesperado del destino, parece que mi año nuevo se verá reducido a una cita solitaria con Audrey Hepburn en ‘Breakfast at Tiffany’s’. La mejor manera de empezar el 2010, con un chick flick que, supongo, me venderá de nuevo la pomada del hombre perfecto (Espero que no sea necesario evidenciar la ironía).

         Eso por ahora. Con un soundtrack ni siquiera digno de último día del año, menos de ser mencionado.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

El Hombre (Im)Perfecto

         2:13 AM. Goldfrapp – Lovely Head. (Gracias a ‘Secret Diary of a Call Girl’ que me hizo recordar tan sensual –pero sofisticado– disco).

         Cuando dije que ‘cuatro’ era complicado, no pensé que el tiempo de explicarlo llegaría así de pronto. Llegó. Él mismo lo hizo llegar.

         Pero antes, el hombre perfecto. Suena superficial, ¿y qué? Todos tenemos nuestros requerimientos, y créanme que los míos no son del tono: Alto, rubio, ojos azules. El hombre perfecto entonces.

1.   El hombre perfecto debe estudiar. De preferencia, una carrera humanista.

2.   El hombre perfecto debe encontrarse dentro del rango etario 19-24. (Si es 20-24, mejor).

3.   El hombre perfecto debe ser bilingüe. De preferencia Español-Inglés. English-Spanish.

Por ahora esos parecen ser los tres simples requerimientos. Problema #1: Si hubiera añadido de preferencia castaño claro, un poquito chubby y que lea mucho, no habría hecho más que describir a ‘Uno’, amor platónico. Sí, ese que tiene novio y que parece ya no pescarme. Problema #2: Creo que ninguno de los hombres con los que he tenido algo, me han gustado intensamente o me han atraído casualmente cumplen tales requerimientos.

‘Dos’ estudia una ingeniería y habla (¿escribe?) un inglés medio. Tiene 21. Checked. Sin embargo, ‘Dos’ tiene cualidades que si bien no se encuentran dentro de mi perfil de ‘El Hombre Perfecto’ no dejan de sorprenderme y atraerme, aunque aún no se forman como requerimientos. ‘Dos’ toca el teclado. ‘Dos’ canta. ‘Dos’ cocina y hace postres. Maravilloso, ¿no?. De hecho, el otro día hablábamos mientras él cocinaba arroz y se vanagloriaba de ser buen cocinero. Luego me dice: ‘Ya, me voy a duchar… No, mejor toco teclado un rato’ y a mi no se me ocurre nada mejor que invocar a Dios: ‘Ay, por Dios’. Respuesta curiosa, para él también. No quise explicarle mi repentina (e imposible, considerando mi ateísmo) invocación. ¿Cómo más puedo reaccionar ante un hombre que cocina y luego se va a tocar teclado como si fuera lo más normal del mundo? Por cierto, al parecer ahora ‘Dos’ está muy enganchado de su novio. Aún me debe un helado en todo caso. Ese helado jote. Pero creo que por ahora –y teniendo en cuenta que sólo me interesaba– ‘Dos’ queda tachado de la lista. Otro dato interesante que agregar sobre ‘Dos’: aún no supera a su primer pololo.

‘Tres’ va a entrar a estudiar Geografía el cada vez más cercano próximo año. Carrera humanista: Checked. Sort Of. Entendimiento del inglés decente, no sabría clasificarlo (Sí, creo que esta es punto más superficial, pero los idiomas son una debilidad más que un clasismo). ‘Tres’ tiene 19. Checked. Ahora, por alguna extraña razón no diría que no a un revolcón (no encontré mejor palabra) con ‘Tres’, con la ilusión de que la buena amistad que tenemos no se estropee. Con la idea de que luego de eso el ‘Hola’ ‘Cómo estai?’ ‘Te quiero’ no pierdan significado.

         Y ahora ‘Cuatro’. 1: No estudia. MAL desde el principio. Blank Box. 2: Un inglés con potencial, y mucho. 3: 20 años. Checked. La historia  con ‘Cuatro’ no es simple y debería tomarme una entrada completa (Quizá lo sea en un futuro). Ahora, en resumidas cuentas. ‘Cuatro’ fue mi primer beso real. Claro que eso él no lo sabe. Un beso torpe, romántico, de película. Un beso que ocurrió hace cuatro (curioso) meses y un poco más. Mi primer beso fue a los 19 años (No sé si sea algo de lo cual sentirme orgulloso). Con ‘Cuatro’ tuvimos una con infinitas comillas especie de ‘relación’. No algo serio, pero continuo. Terminó mal, al menos para mi. Aunque al parecer, por lo que he descubierto en los últimos días, no terminó.

         (Paréntesis, ‘Dos’ pelea con su novio en estos momentos. 3:05 AM. De nuevo)

         Volviendo a ‘Cuatro’. Luego de terminar tal entre comillas relación de la manera más abrupta, nuestra comunicación era equivalente a cero. Un intercambio de palabras banales, un ¿cómo estás? Bien, ¿y tú? Adiós. Y debo decir, me gustaba.

Luego, a pito de qué no recuerdo, a mediados de diciembre nuestra comunicación avanzó de una manera sorprendente; al nivel de que el un viernes antes de la creación de este blog sostuvimos una larga conversación por micrófono. Algo raro, inesperado pero agradable. Todo en un ambiente relajado, algo que me hacía sentir entre buenos amigos. Nuestra nueva frecuencia de comunicación siguió en aumento hasta que un día decide dedicarse a elogiarme. A abrir mi ventana de MSN para decirme: ‘Lindo… Te ves precioso’. ‘Gracias’, fue lo único que pude decir a sus repetidos elogios (Inesperados). Después de eso, la casual conversación por micrófono se transformó en algo previamente acordado, una cita.

28 de Diciembre, 2009. 22:30. Figuro yo hablando con él por micrófono. Una conversación entretenida, música incluida, una conversación fluida hasta que de la nada, sin anestesia; entre comentarios incómodos, de voz baja y suave respecto a nuestra, nuevamente comillas, relación me lanza una bomba atómica. Él: Estados Unidos. Yo: Hiroshima (Mala analogía). Cito: ‘Hay algo que no se me va a olvidar nunca’ … ‘¿Qué cosa?’ (voz baja, temerosa la mía) … ‘Que eres perfecto’. Primera reacción: ‘Fuck’. Así, sin más, sin el pitito de censura, a micrófono abierto. Segunda reacción: ‘No esperes mucho de mi después de eso’. Ventana de MSN. La voz no me alcanza para eso. Tercera reacción: DFGHJKLRTYUIO, CGVHBJNÑOGIL, FYVBJLNKÑM. Cuarta reacción: No es mía, de él. ‘Lo siento, pero tampoco puedo hacerme el imbécil’ … ‘¿Cómo?’ … ‘Los dos sabemos’. La verdad, yo no sé. Quinta Reacción: Cambio de tema.

¿Qué se supone que signifique todo eso? Claramente no soy perfecto (Aunque en algún momento dentro de nuestra ‘relación’ lo usó en su nick de MSN –en una manera muy románica, vale decir), si no, no escribiría este blog con todos estos desastres. ¿Y qué es eso que ambos sabemos? No quiero ser ingenuo, pero de verdad no lo sé.

¿’Esto’ aún no ha terminado? ¿Nos seguimos gustando? Preguntas que me persiguieron toda esa noche, todo el día de hoy.

         Lo que dicen los amigos:

        

Amigo #1: Dale una oportunidad. Cómo sabes y esta vez si resulta. Me gusta él.

         Amigo #2 (Y ‘Tres’ a la vez): Si quieres webiar un rato, adelante, estás en tu derecho. A veces no hace mal webiar un poquito.

         Amiga #3: Merinero (Gracias). No. Si no quieres darle una oportunidad, entonces no.

         Recurro a Amigo #4. La amiga #4. Recurro en desesperación a su casa. Luego de una tabla de pros y contras, una conversación de calenturas y moral (Así, sin censura) la conclusión fue: No te lo agarres. Debo decir, que en mi subconsciente había algo que me hacía buscar más contras para desequilibrar esa tabla. ¿Excusas? No lo sé. 

         Camino hacia mi casa. 20.43. Mensaje en mi celular: ÉL. Un mensaje casual. Preguntas capciosas. Respondo directa pero a la vez sutilmente con negativas. 22.40. Se conecta. No le hablo. No me habla. 23.17. Me habla. Trato de llevar la conversación hacia rumbos casuales. Me habla de un chico que al parecer está interesado en él. No quiere nada con el chico, pero lo hace sonreír. Mi respuesta: Pero a ti te gusta sonreír, ¿no?.

         La verdad, no sé a donde va esto. Ahora, trato de encausarlo, de llevarlo hacia un territorio seguro. Dejar de lado mi ego. Llegar a esas conversaciones agradables, como entre amigos, sin entrar en juegos de palabras, preguntas capciosas o tonos de voz coquetos. La filosofía/superstición/cliché del momento: Año nuevo, vida nueva.

         3:52. Soundtrack: Emiliana Torrini – Heartstopper. Sigo hablando con ‘Dos’ y sus desventuras. Bajando, el chick flick de los chick flicks: Breakfast at Tiffany’s con Audrey Hepburn. Después de mi confesado placer por ellos, no podía dejar de ver la madre de del género. La película favorita de Blair Waldorf, la película favorita de Jacks y su amigo gay, la película vagamente mencionada en Special Topics in Calamity Physiscs (Página 60 y parece que en buen rumbo. Le doy hasta el final de la semana para cautivarme, si no, A Heartbreaking Work of a Staggering Genious será la opción). 4:00 AM.

domingo, 27 de diciembre de 2009

El Amor y Otros Desastres

          Son las 1.35 AM. Acabo de ver ‘Love and Other Disasters’, una extraña comedia romántica americano/inglesa/francesa (Aunque más inglesa la verdad). El Soundtrack: Sara Bareilles – Love Song (Bastante apropiado para el mood si me preguntan).

Por patético que suene, me siento como el mejor amigo gay de la bendita película. O sea, no es como que viva con mi mejor amiga en un departamento ultra bien decorado en algún rincón de Londres, y tampoco quiero escribir una película, pero si vivir una, tal como el pobre –pero adorable– Peter.

(Patéticamente espero que mi amor platónico del año me hable por MSN. Pero claro, él cree que puede decirme que soy como un conejito y ponerme sobrenombres tiernos y después no pescarme por MSN. Ah, por cierto, él tiene pololo. Great.)

Volviendo a la comedia romántica de hoy. Si, vivo relaciones en mi cabeza. O sea, no es como que me invente pololos o algo así pero sí imagino momentos; declaraciones, llamadas, diálogos. Y si, quiero a un hombre perfecto y espero llegue cual comedia romántica barata. En el metro, en algún café de la ciudad, y si es en alguna librería sería aún más perfecto. Yo, recorriendo las pocas estanterías útiles en las librerías de hoy (Llámese Literatura Internacional. Ficción. En el peor de los casos, la sección de novedades), buscando quizá las últimas genialidades que me entrega el Pulitzer (El de este año se lo ganó Elizabeth Strout por Olive Kitteridge. No lo he leído, claro; pero al parecer es una red de cuentos cortos unidos por el personaje principal. También parece que tiene muchos personajes, algo confuso y que ha sido criticado).

(My Pulitzer Prize Read Novels Counter: 2. Ok, 1 y medio. 1: Michael Cunningham – The Hours. Medio: ‘Beloved’. Un pendiente, algo más que agregar a mi lista de lectura del verano [Que MJ no se entere]. To go: 53, y medio).

(My Reading list for the summer:

1.                    Marisha Pessl. Special Topics in Calamity Physics (En vías de ser abandonado si paso la página 50 y aún no llego al meollo del asunto).

2.                    Dave Eggers. A Heartbreaking Work of Staggering Genius

3.                    Jonathan Safran Foer. Extremely Loud & Incredibly Close

4.                    Alessandro Baricco. City

5.                    Sylvia Plath. The Bell Jar

6.                    Virginia Woolf. Mrs. Dalloway

7.                    Toni Morrison. Beloved

8.                    Jonathan Safran Foer. Everything is Illuminated

 

Ahora, el 7 y el 8 quedan en duda. Si sobrevivo a la sobredosis de mujeres suicidas del 5 y el 6 [La 6 más genio y loca que la 5 si]).

Si, revisando algunas de esas novelitas que no muchos miran por comprar el nuevo libro de Dan Brown o de Isabel Allende. Peor, algún nuevo fenómeno de autoayuda como El Secreto. Peor, algún libro de Paulo Cohelo. El hombre perfecto se acerca y me hace algún comentario de la novela en cuestión. ‘Una novela complicada’ ‘Una autora fascinante’ o algún cliché por el estilo, pero uno real. Un intercambio de palabras bastante torpe (Si, mucha gente puede dar fe de mi torpeza tanto física como… ¿mental? ¿instintiva? ante tales situaciones de potencial coqueteo). ¿Un café? ¿Intercambio de teléfonos? ¿MSN? ¿Y un happily ever alter?

Ahora, todos sabemos que esas cosas NO PASAN, ¿cierto?. Como dijera la sabia Jacks en la voz de Brittany Murphy [=(] a su mejor amigo gay y soñador Peter en la película ya mencionada:

‘… stop living a life like you’re in some kind of a movie’

‘Excuse me?’

‘Stop trying to cast your true love instead of just meeting him’

        

‘Maybe true love is a decision, you know. A decision to take a chance with somebody ... Maybe love is not something that happens to you, maybe is something you have to choose’.

         Irónico lo de dejar de vivir la vida como si fuera alguna película, siendo que la cita viene de una película.

         Me pasé un año creyendo que alguien era ese hombre perfecto. A pesar de su estrafalaria forma de vestir (que mejoró con el tiempo vale decir), a pesar de su música japonesa, a pesar de su poca seriedad frente a la vida y todos sus asuntos (quizá eso era lo que me gusta/ba de él), a pesar de sus juegos (inconscientes quiero creer). Y hace un par de días, me rendí. No recuerdo cual fue la causa, pero me cansé. Ya no fue, y nunca será. Y dejé un cuento a la mitad por eso, un cuento sobre él. Él, el que nunca eligió, el que nunca tomó LA DECISIÓN de dejarme de ser su amor verdadero (¿Qué tan cursi puede llegar a sonar la palabra amor con verdad como adjetivo?), a pesar de las evidentes señales del medio hostil. Y hoy quiero creer que algún día se arrepentirá. Que seré Michelle Branch cantando en su cabeza: ‘Sooner or later, you’re gonna come around and you’ll be sorry when you figure out that I was always everything that you needed. Sooner or later, you’re gonna wish you had me’. Una posición un poco facilista. ‘Él se lo perdió’. Pero hoy ya no me queda más que pensar y ya me cansé de contar su historia.

         Entonces, quizá el amor verdadero no sea algo que sólo te pasa, si no que es algo que uno elige. Una decisión de darse una oportunidad con alguien. Mi problema ahora sería que ¡todos esos alguienes parecen sacados de alguna película! (Bastante mala hay que decir).

         Uno. El amor platónico que cometió actos bastantes psicópatas para empezar. Que no me habló por algo así como tres o cuatro meses hasta que un día decidió que le gustaba mi camisa. Sí, ese que tiene pololo.

         Dos, y el más reciente. El que apareció del lugar menos esperado (Que no vale la pena mencionar). El que no prometía. El que de un día para otro pasó a interesarme, a coquetearme (creo). El que también pololea pero tiene constantes dudas respecto a su novio.

         Tres. El buen amigo (No el mejor). El que salió de otro lugar que no vale la pena mencionar. Con el que pasó ALGO (fugaz). El que me enganchó, el que no me pescó. Al que le pregunté hace un par de días: ‘No te gusto, ¿Cierto?’, esperando la más rotunda –y satisfactoria– negativa; el que a cambió me dio una respuesta llena de dudas y confusiones. El que ya no me gusta.

         Cuatro. Ese requiere un poco más de explicación. Tal vez en otro momento.

         Son las 2.45. Soundtrack: Mandy Moore (ídola pop) – One Sided Love (De su etapa pop adolescente). Al final de ‘Love and Other Disasters’ (Si usted pretende ver la película, por favor remítase a finalizar su lectura justo aquí), Peter corre tras David Williams –su desastre/confusión de la película– luego de habérselo encontrado en el metro (Já) para decirle que quiere darse la oportunidad de conocerlo, oportunidad que en un primer momento desperdició por creer que era otra persona con la cual fantaseaba. Peter lo invita a cenar, a lo que David responde:

‘Oh, I don’t know. See, I have this fantasy in my head about having dinner with you. What if you don’t live up to it?

‘Oh well… (Stammer)… Then, I will just have to keep taking you out ‘til I get it right’

         Ahora ¿Quién será mi David Williams? ¿Existe siquiera? Supongo que lo descubriré en el camino – si es que hay camino.